viernes, 23 de enero de 2009

Aquel quien se cuelga con la sombra una tarde de enero en un parque x.


El hombre, sentado con sus brazos abrazando sueltamente sus rodillas, en el prado de cualquier parque, entre mirar lo que no observa se queda mirando, justamente, su sombra.
Suelta un brazo y suavemente, casi con temor, la toca. Se pregunta al instante: ¿por què no es negra?
Es aquí cuando sale de su contexto, sale del paradigma que todos llevamos dentro: “La sombra es negra”, dice. Pero se da cuenta de que no, bajo ningún punto de vista esta es negra, si se quiere, es un poco más oscura que el lugar a donde asienta, pero negra, lo que se dice negra; No.
Pero, si en este momento lo único que larga algo de luz sobre su cuerpo mestizo es el sol. Por què , en los lugares donde el sol no puede llegar, hay aunque sea un resto de luz?
El átomo, hasta hace poco la porción mas pequeña en la que se puede dividir el universo, tiene parte, sino toda, la respuesta.
Dicen que consta de un núcleo que es a su vez eje de la rotación de electrones que, cuan si fueran planetas en su orbita, giran espaciados del mismo a cierta velocidad. Ahora el electrón esta, ahora no, ahora si, ahora no, el principio de incertidumbre que le dicen. Estos electrones y este núcleo conforme sus cargas eléctricas terminaran formando moléculas, que formaran compuestos que formaran cosas (minerales, piedras, un tejido) que lisa y llanamente forman al mundo.
Mira su mano, observa su mano mientras la gira con un ademán exageradamente lento. Y se dice: entonces, en nuestra solidez… no somos más que un conjunto de espacios vacíos ordenados divinamente. Perdón, ordenados evolutivamente.
Hay luz en la sombra, aunque mas no fuera un rezago del rayo, pues sus rayos traspasan al cuerpo en toda esa relativa, tan relativa, solidez.
Con ese pensamiento todavía en el tintero vuelve sus manos entrelazadas abrazando sueltamente sus rodillas. Vuelve en si, y agradece el mate.
(La sombra disimuladamente se seca el sudor frío de la frente)

tres historias inconclusas -en la espera de conclusiones-

En un descuido de la puerta que da al este se colò la luz del sol. Fuera de la casa corre el viento, atropellandose con sus curvas y recodos, y entre sus piernas se perfila el aire de una historia: esta, que tiene un final en el infinito y el pricipio un poco mas allà. Esta que, fiel a las costumbres de las paginas del libro, se deja leer de un lado y del otro.

La pàgina que abre el libro tiene dos notas.:

sol

y do menor


y en do-menor arranca el tema; nombrando a Cecilia y el humo que traba con su boca. describe que, senatada sola, fuma un cigarrillo largo curuzada de piernas y arrinconando con su rodilla la pata de la mesa. de porte grande y sexualmente grotezco, viste mezaclando indistintamente el tono de los naranjas y rosas. y todo esto porque espera.

Al norte de Bajurin (que en finslamico significa ciudad del sur) vive Francisco y sus ganas de morir. atipicamente vestido siempre de blanco, recuerda en sus lecturas a lectores anarquicos y dioses poderosos y similes y pertenece por esto a una de esas religiones de las que se escribe mas de lo que se sabe. sin necesidad de usar mas que un poco la psicologia vemos que francisco espera la muerte. y por esto su cara de espera es inexpresiva y otoñal, laguida y friable y parece colgar, en vez de sostenerse, de los hombros.

hay un bar mal llamado "la morocha" en donde los machos del siglo 21 se dan cita para arremeterse con todo y celulares por el motivo que les salga de la lengua. En el bar, medio en lo abscuro, se destapan continuamente unas cervezas que dan aliento a la conversacion que se abre paso entre Guada y Fermin: algo sobre los prejuicios que tenian uno del otro etc. En las horas que se les han pasado no an encontrado, agraciadamente, una sola fisura en la conversacion, un solo remolino entre lo que el uno dice y lo que el otro responde, una sola tranca a las puertas que se van abriendo.

Para los 4 es la misma hora (2am) y el mismo dia.

Que pase Adriano por su lado sin reconocer a cecilia a ella no le extraña, pues otros años ha sido la misma historia. entonces ella le tira un beso esperando que èl se de vuelta. Lo hace y es entonces cuando se saludan. un timido hola sale de el, y un fervoroso abrazo de ella.

-como has estado desde la ultima vez Adriano, ¡hace como un sigo lo hablo con vos!-

-con algunas cositas aca, con otras alla, pero bien- duda -no esperaba que llamaras-

-lo que pasa que entre que te extrañè y mis cosas...no quedaba mucho tiempo-

-a ver-



Unas radiografias caen en su mano, un par de estudios que èl no entiende muy bien y antes de poder entenderlo Cecilia adelanta



-tengo cancer-





Francisco adelanta los canales rapidamente buscando la pelicula de coppola que no terminarà de ver. Emite juicios indiscretos y veloces de las imagenes que pasa mientras busca y mira de reojo el freezer vacio. se anuncian 13 grados en el canal nacional. Temperatura ideal para abrir el nuevo vino que descansa en la alacena. suena el telefono, Llora Martina angustiosamente, con un llanto de despedida. Todavia no habla, pero Francisco reconoce sus llantos. es terrible. Espera en el telefono en silencio, pensativo, sostiene con fuerza el tubo hasta transpirarlo cuando dice:



-¿Martina? ¿que pasa?-

Martina, no habla, solo llora, con ese llanto inconsolable que tienen las mujeres cuando lloran de verdad, con esa bronca que le sale del pecho que le arde en la gargante que hasta la hace vomitar. llora indiscriminadamente y se siente fuera de si, y todo esto lo transmite al telefono que la comunica con el hombre que cada vez se va poniendo peor. Hasta que a Martina se le suelta una palabra que viene a asfixiar, en vez de oxigenar, los sentimientos de Francisco.


-finalmente me caso- embiste.



No hay nada que argumentar- Dice Guada.



Fermin la mira con sus ojos grices ya vidriosos:

-es que vos me dijiste...o yo entendí que...-

-ahí esta el problema Fermin. vos entendes lo que queres, pero yo dije otra cosa.

-nunca me nombraste a tu papa de esa manera-

-es que es largo, no daba...todavìa-

Aca es cuando guada se le da por empezar a hablar de su padre, de su infancia en el barrio del norte de Niponock, ciudad de Siba; de como su madre muere extrañamente y su padre, conforme las leyes de su pais, termina por escapar y contraer matrimonio con ella, proveyendola de un nombre, y por su puesto un apellido, falso.


Las cosas se le estan llendo de las manos a Fermin. Finalmente antes de que ella termine en este año la historia dice despacio y con la voz por el suelo: te amo.